Viabilidad Fiscal y Autonomía
Por Cesar Caballero
Profesor Universidad JaverianaUna de las decisiones más importante que se tomarán en el Congreso este año, es la aprobación o no, del acto legislativo sobre transferencias a las entidades territoriales. Hasta ahora el debate se ha centrado sobre el volumen total de las trasferencias y las implicaciones que tendrá para las regiones su aprobación. Este no es un asunto de poca monta pues se trata, como lo ha señalado Daniel Castellanos, de $ 39 billones de pesos constantes del 2006, en el periodo comprendido entre 2008 y 2016. Desde el Ministerio de Hacienda y Planeación Nacional se argumenta la necesidad de su aprobación para asegurar la viabilidad fiscal de la nación. Desde las regiones se dice que implica un recorte a los recursos por ellas manejados, a cambio de un mayor gasto público en el nivel nacional y eso, por lo tanto, será un retroceso en el camino de la descentralización. El volumen de los recursos involucrados tiene consecuencias importantes para el país. Por eso creo que la discusión puede ser más constructiva si en ella se incluyen otras variables que compensen esa disminución de las transferencias. Tres temas pueden ser considerados: una mayor autonomía en el uso de las transferencias, un rol más protagónico en la recaudación fiscal de las regiones y la necesidad de un verdadero ajuste fiscal en el nivel nacional. Las regiones siempre han criticado la excesiva rigidez de las normas nacionales para la aplicación del gasto en las entidades territoriales. Desde el Gobierno nacional se les indica con excesivo detalle la destinación de los recursos: un porcentaje para salud, otro tanto para educación, uno adicional para acueductos, otro más para desplazados, para atención de la niñez, de la vejes, de las madres cabeza de familia…. Todas estas regulaciones hacen muy ineficiente el gasto público y se constituyen en un dolor de cabeza para los mandatarios locales. La descentralización no es sólo un asunto sobre el monto de los recursos, también tiene que ver con la autonomía de las regiones para administrarlos. Por ello, como lo ha propuesto Rodrigo Rivera, una disminución de su volumen puede ser aceptable, para los departamentos y municipios, si se entrega una mayor autonomía en el uso de las transferencias. También puede ser conveniente que los departamentos y grandes ciudades cuenten con mejores y más flexibles instrumentos de recaudación de impuestos, de tal forma que en aquellos territorios donde la actividad económica es muy dinámica, se pueda disminuir la dependencia fiscal de la nación. Finalmente, es muy importante reconocer que el gobierno nacional no ha hecho toda la tarea en el ajuste fiscal. Si bien existen disminuciones marginales en algunos frentes, los incrementos en los gastos en seguridad y el deseo de cumplir con las promesas electorales y de los consejos comunitarios, hacen que el gasto total de la nación siga aumentando. La aprobación del acto legislativo puede ser un negocio en donde todos ganemos si se acepta una disminución en el volumen de los recursos, por mayor autonomía en su manejo.
