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EL PROYECTO FUE SELECCIONADO COMO LA MEJOR TESIS DE ELECTRÓNICA DE SUECIA EN 2017

 

Gabriel Ortiz y Fredrik Treven diseñaron un sistema de posicionamiento capaz de seguir con exactitud y precisión a un objeto o a una persona sin necesidad de tener una línea
directa de visión entre el dispositivo de seguimiento y el objetivo a seguir.


Era un día cualquiera de enero de 2017. Gabriel Ortiz Betancur y Fredrik Treven, dos jóvenes estudiantes de maestría en sistemas electrónicos embebidos de la Universidad de
Chalmers, en Gotemburgo, Suecia, esperaban el transporte en la Estación Central del Ferrocarril de Estocolmo. La tarde caía y el frío del invierno arreciaba. Ortiz y Treven
volvían de vacaciones. Estaban en silencio, mirando a su alrededor, cuando pasó una mujer embarazada cargando dos maletas enormes y tratando de empujar, con la mano que le
quedaba, el coche de otro hijo recién nacido.

“Lo primero que pensamos fue cómo podíamos ayudarla. Se nos ocurrió que lo ideal sería que las maletas la siguieran”, dice Gabriel Ortiz cuando recuerda el origen de su proyecto
de grado, escogido la semana pasada como la mejor tesis en electrónica desarrollada en Suecia durante 2017.

“Queríamos resolver un problema, diseñar algo útil, hacer más fácil la vida de los ciudadanos”, reconoce Ortiz, y añade que desde ese momento, él y su amigo empezaron a diseñar
un mecanismo para cambiar la forma de seguir objetos y personas a través de la electrónica. Las buenas ideas a veces surgen de la forma más inesperada.

Cuando volvieron a la universidad, Ortiz y Treven se pusieron manos a la obra. Diseñaron un proyecto y lo presentaron a una empresa sueca de ingeniería, que lo aprobó y les dio
dinero para financiar la investigación y la puesta en marcha de un sistema de posicionamiento con tecnología de banda ultraancha, capaz de seguir con exactitud y precisión a un
objeto o a una persona sin necesidad de referencias fijas o de tener una línea directa de visión entre el dispositivo de seguimiento y el objetivo a seguir.

Aunque suene complejo, el prototipo que diseñaron estos dos muchachos tiene aplicaciones concretas en la vida cotidiana y podría revolucionar distintos sectores de la industria.
“El sistema que diseñamos se puede usar en cualquier artículo que tenga ruedas: carritos de golf sin conductor que vayan detrás de los jugadores, parando en cada hoyo;
asistentes personales; carros de mercado, que persigan a los consumidores sin necesidad de empujarlos, y muchas otras aplicaciones que se podrán desarrollar con el tiempo”,
aseguró Ortiz.

El robot, por supuesto, también puede alivianar la carga de la mujer embarazada que se encontraron en la Estación Central del Ferrocarril de Estocolmo, logrando que sus maletas
vayan detrás de ella, persiguiéndola, sin tener que cargarlas.

En la industria militar el prototipo tiene desarrollos sorprendentes. “Hemos descubierto que se pueden crear convoyes de robots de guerra automáticos que no necesiten guía para
perseguir a su objetivo. En el ejército hay muchas máquinas controladas por control remoto. Con nuestro mecanismo eso podría cambiar, el seguimiento sería mucho más preciso, más
exacto y sin limitaciones de distancia”.

Pero, ¿cómo funciona este robot y qué lo diferencia de otras tecnologías que tratan de hacer algo similar? “Nos dimos cuenta de que actualmente no hay formas seguras, que
funcionen con certeza, sin presentar errores de geolocalización para seguir a una persona o a un objeto”, responde Ortiz.

Según las investigaciones, la única tecnología actual que intenta emular este proceso son las cámaras o los rayos láser. El problema, en estos casos, es que el procesamiento de
datos en video es muy complicado y necesita equipos, programas y algoritmos muy poderosos. Además, según la justificación del trabajo de grado, el posicionamiento con cámaras o
láseres es muy sensible a las condiciones de luz, requiere que haya visión directa entre las partes y necesita que la persona o el objeto no se salgan del ángulo establecido en
la pantalla.

El robot de este joven colombiano, ingeniero electrónico de la Universidad Javeriana, que hizo su maestría gracias a una beca completa de la Universidad de Chalmers, funciona a
través de la comunicación de cinco transmisores de banda ultraancha –un protocolo de comunicaciones como wifi o bluetooth–: cuatro de ellos puestos en el dispositivo de
seguimiento y uno en la persona o el objeto que se quiere seguir.

“Lo que hacen los cuatro sensores que están, por ejemplo, en la maleta de viaje, es emitir o enviar un mensaje que permite medir la distancia y la ubicación entre las dos
partes, dependiendo del tiempo de vuelo de la señal”. Basado en esas cuatro distancias, el robot, que utiliza un procesador muy básico, una batería portátil y el algoritmo
llamado “multilateración”, usado normalmente en el GPS, promete hacer más fácil la vida cotidiana de los ciudadanos. Quién quita que en unos años las terminales y los
aeropuertos estén llenos de maletas persiguiendo personas y no de personas cargando maletas.

 

TOMADO DE: www.elespectador.com